Los más entusiastas y preparados, pueden continuar el recorrido
a la búsqueda - su silueta se descubre al fondo y cerrando el horizonte-
del legendario Picón de Lara. Para ello hay que descender de la
peña por el único lugar practicable: unos ciclópeos
escalones tallados en la roca por los antiguos pobladores celtibéricos
que vivieron en el castro. Tras descender por una zona quebrada y con cierta
dificultad -apenas se observan los trazos de alguna trocha- y después
de pasar por la peña conocida como la Mueca -en este lugar los arqueólogos
descubrieron una impresionante necrópolis romana, con más
de 200 estelas funerarias lujosamente decoradas- se alcanzan las ruinas
del Picón de Lara.
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Sus escasos restos no reflejan la importancia y el esplendor histórico
que tuvo este castillo durante buena parte de la Alta Edad Media. Fundado
hacia el año 902 por Gonzalo y Fiderico, entre sus muros vió
la luz Fernán González, el primer conde independiente de
Castilla. Las gestas y hazañas de los habitantes de esta fortaleza
han pasado a la historia de la literarura universal de la mano de dos conocidos
manuscritos: "El poema de Fernán González" y "La leyenda
de los Siete Infantes de Lara". Tras empaparse de la atmósfera encantada
de este lugar único y legendario, el caminante debe buscar el camino
que rodeando el picón, desciende hasta la base del mismo.
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Una vez descendido a la base, donde se encuentra la carretera, y colocados en ella en dirección hacia Peñalara, en 1 Km nos encontraremos con Sta. Mª de Las Viñas. |
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